Este trastorno de la personalidad está
reflejado en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales
(DSM-5) de la siguiente manera:
“Es un patrón de inestabilidad
de las relaciones interpersonales, de la autoimagen y de los afectos, e
impulsividad intensa, que comienza en las primeras etapas de la vida adulta y
está presente en diversos contextos, y que se manifiesta por cinco (o más) de
los hechos siguientes:
1. Esfuerzos desesperados para
evitar el desamparo real o imaginario (Nota: no incluir el comportamiento
suicida ni de mutilación que figuran en el Criterio 5).
2. Patrón de relaciones
interpersonales inestables e intensas que se caracteriza por una alternancia
entre los extremos de idealización y de devaluación.
3. Alteración de la identidad:
inestabilidad intensa y persistente de la autoimagen y del sentido del yo.
4. Impulsividad en dos o más
áreas que son potencialmente autolesivas (p. ej., gastos, sexo, drogas,
conducción temeraria, atracones alimentarios). (Nota: No incluir el
comportamiento suicida ni de automutilación que figuran en el Criterio 5).
5. Comportamiento, actitud o
amenazas recurrentes de suicidio, o comportamiento de automutilación.
6. Inestabilidad afectiva
debida a una reactividad notable del estado de ánimo (p. ej., episodios
intensos de disforia, irritabilidad o ansiedad que generalmente duran unas
horas y, rara vez, más de unos días).
7. Sensación crónica de vacío.
8. Enfado inapropiado e
intenso, o dificultad para controlar la ira (p. ej., exhibición frecuente de
mal genio, enfado constante, peleas físicas recurrentes).
9. Ideas paranoides
transitorias relacionadas con el estrés o síntomas disociativos graves”.
¿Quiere decir lo mismo
Inteligencia Límite que Trastorno de la Personalidad Límite?
No, no es lo mismo. Una persona
que posee una inteligencia límite suele tener un Cociente Intelectual (CI)
comprendido entre 71 y 84, es decir, está por debajo del límite de lo que se
considera inteligencia normal según la OMS y está por encima del límite establecido
para el diagnóstico de discapacidad intelectual.
El Trastorno de Personalidad Límite no se refiere
a la inteligencia, sino a la forma de comportarse, pensar y sentir.
¿Entonces, por qué se le
llama "límite"o "borderline"?
En mi opinión, es un nombre
poco adecuado, que puede llevar a equívocos. La denominación límite es una
secuela histórica de cuando este trastorno se consideraba fronterizo entre la
psicosis y las neurosis, pero todo eso ya está
desfasado, sin embargo se ha mantenido la palabra.
Prefiero llamarlo Trastorno
de Intestabilidad Emocional de la Personalidad. Así es como lo
denomina la CIE (Clasificación Internacional de las Enfermedades).
¿A qué nos referimos con “inestabilidad emocional”?
Las personas solemos sufrir frustraciones
o impactos estresantes en nuestro día a día y eso nos genera una alteración
emocional. Dependiendo de los recursos personales para la recuperación podemos
reaccionar ante el estrés con conductas adaptativas que nos ayuden a
reequilibrarnos emocionalmente, o con conductas inadaptadas que nos creen una
inestabilidad emocional.
Estas respuestas se pueden valorar en un
continuo, es decir, en un extremo izquierdo se situaría la persona estable
emocionalmente y en el extremo derecho hablaríamos de las personas con una
inestabilidad grave o Trastorno de Inestabilidad Emocional de la Personalidad
(Trastorno de la Personalidad Límite, TLP).
Es habitual que las personas inestables se sientan "como en una montaña rusa emocional", con cambios a diario o semanales de estado de ánimo.
Pero,
¿realmente podemos aprender a ser más estables emocionalmente?
En ese continuo entre la estabilidad
emocional y el trastorno límite de la personalidad (TLP) puede encontrarse
cualquier persona: su situación dependerá de las reacciones con las que
habitualmente responda a la frustración.
La buena noticia es que la estabilidad
emocional no tiene techo, es decir, la mayoría de las personas pueden llegar a
ser mucho más estables de lo que son.
Las personas más estables tienen mayor
capacidad de resiliencia (mayor capacidad de recuperación emocional). Y esta
resiliencia también puede aprenderse.
¿Las
personas con TLP toleran bien la frustración?
Ese es uno de los grandes problemas de
este trastorno de personalidad, que poseen una baja tolerancia a la frustración, es decir, se desestabilizan
mucho cuando algo no sucede como ellos quieren que ocurra y eso les lleva a
responder de una forma explosiva y en ocasiones se comportan agresivamente
contra ellos mismos o hacia el exterior. Estas respuestas desproporcionadas les
acarrean, a su vez, consecuencias negativas en su vida.
¿El
Trastorno de personalidad límite requiere tratamiento psicológico?
Sí, es imprescindible que la persona inestable emocionalmente acuda a tratamiento psicológico para que el
terapeuta pueda enseñarle a mejorar su inteligencia emocional y, por
tanto, adquiera nuevas herramientas para regularse emocionalmente de
una manera adecuada, lo cual le aportará ser más feliz.
En casos graves también se puede necesitar tratamiento farmacológico e
incluso ingresos hospitalarios.
¿En
qué consiste la Terapia Icónica?
Ha sido creada por la psicóloga española
Soledad Santiago. Es una terapia integrativa, es decir, integra técnicas de
otros modelos psicológicos y le añade una parte novedosa que mejora los
anteriores métodos. Es una terapia que se aplica con éxito a pacientes con
Inestabilidad Emocional. Se suele entrenar individualmente y en grupo para que
las personas aumenten su tolerancia a la frustración y su capacidad de afrontar
las situaciones estresantes del día a día.
Se llama “icónica” porque las técnicas que
autocontrol que se le van a enseñar al paciente son imágenes (iconos). Los iconos
favorecen que el usuario se anticipe al impulso emocional que le llevaría a conductas inadaptadas, ya que se sabe que
la evocación por imágenes es más rápida que el recuerdo de las palabras del
terapeuta.
Para
tener más información:
American Psychiatric Association (2013):
Guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM-5. Madrid: Editorial
Médica Panamericana.
Santiago, S. (2005): Tratando inestabilidad
emocional. Terapia icónica. Madrid: Ediciones Pirámide.
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